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lunes, 22 de noviembre de 2010

Irlanda se rinde ante la presión europea y pide el rescate

Dublín necesitará 80.000 millones de euros y ya ha anunciado los recortes sociales que precisará para pagarlos. Irlanda es el segundo país que entra en bancarrota en la zona euro en medio año tras la debacle de Grecia en mayo. Más que de una crisis independiente hablamos de una crisis del euro, de una moneda única que no es capaz de salir adelante en un marco con muchas peculiaridades de cada país.

Después de una semana resistiéndose a ser rescatado por el Fondo Monetario Internacional, debido al descrédito y a la incertidumbre especulativa que en los mercados europeos podría producir, ayer el Consejo de Ministros irlandés pidió un crédito de unos 80.000 millones de euros, que puede ser devuelto con un 5% de interés. El pinchazo de una burbuja inmobiliaria que ha llegado a sus máximos, una renta per cápita más alta que la alemana y la concesión de préstamos bancarios a intereses bajísimos han llevado al país a una situación ficticia de la que ha resultado una enorme deuda y la incapacidad de hacerle frente. Irlanda es un país cargado de deudas. Públicas, pero sobre todo privadas: las familias, las empresas y los bancos están endeudados hasta las cejas tras una burbuja inmobiliaria que se fue hinchando durante más de 10 años de crédito fácil y barato. La deuda y el déficit de Irlanda sobrepasan los límites impuestos por la Unión Europea.

En un principio, Alemania mostró su rechazo a rescatar a Irlanda, lo que le hizo ganarse un toque de atención por parte de la Comisión Europea, advirtiéndole de que el crecimiento alemán también depende de la estabilidad de sus socios. Se vislumbraba entonces un escenario de gran incertidumbre y especulación ante la tardanza del rescate, como lo produjo la respuesta definitiva a Grecia. Pero sus principales acreedores, como Londres, ya están preparados para prestar el dinero necesario a Irlanda.

El coste de la deuda irlandesa se ha disparado en los mercados y el agujero de los bancos se ha convertido en un problema "demasiado grande para el país", reconoció el ministro de Finanzas, Brian Lenihan. Para empezar la solventar la crisis económica del Tigre Celta, el Gobierno aprobó un paquete de recortes tasado en 6.000 millones el año próximo y un total de 15.000 millones -el 10% del PIB- en los próximos cuatro años.

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